Palabras de Durero referentes a los cuatro libros de las proporciones humanas:
Una buena figura no puede hacerse sin diligencia y cuidado; antes de ponernos a trabajar en ella, debemos haberla considerado bien; pues no nos saldrá bien del azar. Porque, como las lineas de su forma no pueden trazarse con compás o regla, sino que deben ser dibujadas a mano de punto a punto, es fácil errar en ellas. Y al proyectarlas tales figuras debe aplicarse gran atención a las proporciones humanas, y todos sus tipos deben ser investigados. Yo entiendo que cuanta más exactitud y cuidado se ponga en hacer que la figura se parezca a un hombre, tanto mejor resultará la obra. Digna será si las partes mejores, seleccionadas entre muchos hombres bien formados, están adecuadamente unidas en una sola figura. Pero algunos son de otro parecer y discuten cómo deberían ser los hombres. No quiero discutir con ellos sobre ese punto; pero yo tengo a la naturaleza por maestra en estas materias y a la fantasía humana por ilusión engañosa. El creador conformó a los hombres de una vez para siempre como debían ser, y yo entiendo que la perfección de forma y belleza está contenida en la suma de todos los hombres. Antes seguiré al hombre que sea capaz de extraerla rectamente que al que pretenda establecer alguna proporción inventada, de las que no participen los seres humanos. Porque la figura humana debe, una vez para todas, permanecer diferente de las de otras criaturas, y que los pintores representen a ésta de otra manera, como les plazca. 

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